Constitutional-HydrotherapyTERAPIA ACUATICA

 

El hombre siempre se ha desenvuelto bien en el agua y se ha servido de ella para sus necesidades de todo tipo y también ha sufrido sus efectos devastadores.

Ha desarrollado vínculos con ella para su satisfacción tanto desde el punto de vista deportivo, laboral, militar, y para la mejora de su salud con manifestaciones culturales en distintos medios a través de la historia.

En la actualidad una de las actividades de gran interés es la que supone la aplicación de terapias acuáticas en la mejora y recuperación de cuadros postquirúrgicos traumatológicos y de cuadros reumatológicos que afectan sobre todo a personas de edad avanzada y que suponen una limitación en la movilidad articular y que afectan a gran número de personas.

Si nos sumergimos en el agua, actúan sobre nosotros dos fuerza contrarias: la fuerza de flotación y la fuerza de la gravedad. Según la composición de nuestro organismo predomina más una u otra. De cualquier manera, en el medio acuático nuestro cuerpo se ve sustentado y ligeramente presionado por el agua que nos rodea lo que contribuye al drenaje venoso. Nuestro cuerpo, de pie y sumergido hasta el cuello, supone un alivio para nuestras extremidades inferiores pues solo aguantan un 10% de nuestro pero real. Esto nos da idea de lo inestable y lo soportado que se encuentra nuestro organismo dentro del agua.

En este medio decimos que nuestro cuerpo esta desgravitado, y más en el agua de mar por su contenido en sal o con la composición del agua de muchos balnearios en los que además se emplea agua caliente.

En este medio en el que flotamos, muchos movimientos de las extremidades se ven facilitados, lo que es de interés para recupera movilidad articular. Pero si actuamos en contra de la flotación, podremos realizar movimientos resistidos para potenciar la musculatura.

Por otro lado, en el agua tenemos un gran aliado y es la temperatura. El calor produce vasodilatación con lo que se nutren mejor los tejidos, relajación de la musculatura contracturada, sedación y efecto analgésico contra el dolor, efecto ansiolítico y antidepresivo. La temperatura para práctica deportiva en piscina climatizada se sitúa en torno a los 27-29 ºC y para terapia acuática en rehabilitación 32-34 ºC. En rehabilitación los tiempos empleados no deben exceder de 30-40 minutos y controlados por personal experto.

El agua fría tiene efecto estimulante, se tolera menos tiempo y debe abandonarse cuando se nota el primer escalofrió.

Con estas variables y la gran cantidad de complementos que podemos utilizar dentro del agua, las posibilidades de trabajar en el agua para recuperar y/o mejora nuestro estado físico y también mental son enormes

El agua nos ayuda a conocer nuestro cuerpo, nos permite la práctica deportiva a todas las edades, nos ayuda a recuperar nuestras articulaciones sin soportar presiones, ayuda a la recuperación de secuelas cardiovasculares ya que podemos dosificar nuestro esfuerzo, secuelas neurológicas también son tratadas en medio acuático.

Se debe limitar o contraindicar su utilización en cuadros infecciosos, sobre todo urinarios y otológicos, enfermedades degenerativas avanzadas (cardiacas, renales, cáncer), caquexia, envejecimiento extremo, embarazo en fases iniciales y finales, y en general en procesos agudos sin previa consulta con un profesional.

 

 

 

Miguel Ángel Colomer Rodríguez

Licenciado en Medicina y Cirugía

Especialista en Hidrología Médica